Realmente es necesario ser un gran músico para conseguir un contrato de grabación

Las grandes disqueras apuntan a repetir el modelo de fichaje de Justin Bieber
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Era el año 2016 cuando un millonario italiano de mediana edad llamado Gianluca Vacchi, poseedor de tonificados y bronceados abdominales, publicó en su cuenta de Instagram  un video donde se le podía ver bailando alegremente la canción de Ricky Martin “La mordidita”. El video muy pronto se hizo viral en toda la red, así que el italiano continuó publicando contenido de este tipo, “esfuerzo” que eventualmente tuvo sus frutos y consiguió una participación en el video de la canción “Mi Gente” del reguetonero J Balvin. Si algo hemos visto en la industria de la música popular es que generalmente ese es un negocio donde la gente joven es la ganadora, pero a principios del año corriente, el sello Universal en su división latina, firmó un contrato de grabación con el italiano Vacchi, para ya en abril estrenar su primer sencillo oficial, la canción se titula “Love” y cuenta con la colaboración del colombiano Sebastián Yatra; el video oficial de la canción a la fecha cuenta ya con 109 millones de reproducciones en la plataforma YouTube.

Al analizar el camino que Vacchi siguió para llegar a la industria musical, queda claro que los tiempos en los que el artista repartía cuanto demo podía y esperaba a que los cazatalentos lo descubrieran en algún mugriento club, han quedado en el olvido. Vacchi es un claro ejemplo de este tipo de celebridades, donde todo tipo de redes sociales sirven como escaparate para que cualquiera con talento (aunque el talento no es indispensable) en combinación con su “influencia” en las redes sociales, pueda desarrollar una carrera en el negocio musical.

Nuestro entorno ahora está en una época de “influencia” de los medios, la gran mayoría de nosotros estamos inmersos de una u otra forma en el juego de las redes sociales, y los sellos musicales no están exentos de este juego, de cierta forma en el medio, ellos son los que deciden al ganador, donde el puntaje son los seguidores, views, likes y demás números, “si tal influencer lanza una canción, seguramente tendrá millones de views”.

Este fenómeno a simple vista parece ser algo nuevo, un síntoma más de la era digital y globalizada en la que vivimos, pero, si prestamos más atención, se nota que este es un modelo replicado a lo largo de la historia, el medio de promoción cambia, pero la idea es la misma, comerciales, televisión, cine o internet han funcionado como medio de propaganda en las últimas décadas para artistas como Ariana Grande, Demi Lovato, Selena Gómez, Justin Bieber, Drake Bell, Jared Leto, Donald Glover, entre otros. El hecho es que en esta época, el negocio de la música se está robusteciendo en gran medida, la música ha sido testigo de estos ciclos antes, Shaquille O’Neal y Will Smith son muestra de ello, la diferencia es que en estos momentos la industria es de mucho mayor tamaño, y gasta mucho más en el lanzamiento de celebridades crecidas de los medios.

Empecemos por establecer que Instagram y YouTube son las dos plataformas usadas como trampolín por los artistas, ahora, podemos imaginar a esta plataformas como una especie de semillero o una granja enorme donde cualquier sello discográfico puede acudir a seleccionar su siguiente estrella (y no lo digo en ninguna forma despectiva, solo me pareció un símil apropiado), y existe una razón por la que este sistema funciona. Después del boom musical en los 90’s, la industria musical sufrió una contracción en la primera década del siglo, lo que orilló a las disqueras a cortar los fondos a los programas para desarrollo del artista, así las disqueras se vieron limitadas a desarrollar y probar sus productos, por lo que dejaron que los artistas sean los que se prueben y desarrollen por sus propios medios, reduciendo costos y trabajo para las disqueras, ahora realizando solamente búsquedas de talentos que no necesiten más que inversión en el ámbito musical, es simplemente una manera más sencilla de realizar negocios.

La competencia ahora se desarrolla en la creación de una base de fanáticos que corresponda a los artistas lanzados; el desarrollo del artista se abarató, y la creación de música) y abarató al mismo tiempo, por esta razón es que los números en redes sociales han cobrado tanta importancia, encontrar al personaje que cuente con una base de fanáticos lo suficientemente amplia y que sea capaz de conectar y transmitir hacia esta misma base, para poder lograr el éxito en las ventas, ese es el objetivo de las disqueras actuales.

La nueva de generación de “influencers artistas” está siendo sumamente beneficiada de un nuevo ecosistema de transmisión y consumo en la industria musical. La nueva estructura de consumo permite incrementar el número de ventas por sencillo musical. Con el acceso a las plataformas de streaming, es más fácil y barato para nosotros como consumidores escuchar una canción en tendencia, que en otra época no le daríamos ni una oportunidad. Yo no puedo imaginarme en la era del CD un fanático del Death Metal acudiendo a una tienda de discos a comprar el último disco de Drake, solo para saber de qué trata el “In my feelings challenge”; hoy con una cuenta de Spotify y sin costos adicionales a la suscripción mensual, un fan de Slayer puede escuchar por gusto culposo o por mero accidente una canción de Gianluca Vacchi. Dejando bien claro que no se trata de firmar a cualquier influencer porque si, también debe existir algo de talento musical.

En la actualidad cada vez es mayor el número de disqueras que se orientan hacia este modelo, esperando encontrar quizá al nuevo Justin Bieber, es un modelo de bajo riesgo para las disqueras, pero con un alto nivel de recompensa. Y este tipo de artistas seguirán surgiendo, con mayor afluencia, y seguramente vendrán de otros medios, ya no solo de redes sociales o medios de comunicación, habrá muchos más deportistas que decidan dar el giro, comediantes, etcétera.

Solo resta reflexionar si este boom de éxito que ahora gozan estas nuevas celebridades viene acompañado y correspondido de verdadero talento, es verdad que desconozco en su totalidad a todos los personajes que han alcanzado el éxito musical siguiendo este modelo, pero hasta la fecha no he encontrado a alguien que me haga pensar que la música va por buen camino, hemos dejado lado el exigir productos (en este caso musicales) de calidad. Es verdad que siempre han existido este tipo de artistas, y su misma existencia no es mala, lo que veo negativo es que son estos artistas los que comienzan a dominar el mercado de las tendencias, quitándole plaza a otros músicos que probablemente tendrían mucho más que ofrecer, musicalmente hablando.

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