La Burbuja del Rap
Copyraight Adidas Group 2017 "The Most Significant Partnership Ever Created Between an Athletic Brand and a Non-Athlete" |
En los
últimos veinte años de la historia del rap, el género se ha caracterizado
principalmente por una cosa, el poder de un rapero se fundamenta en dos
aspectos primordiales, su capacidad para generar dinero y su capacidad para
despilfarrar ese dinero (bastantes inseguros estos músicos), y tal derroche de
dinero se lleva a cabo en marcas específicas que se han enconado como las
básicas para todo aquel que se digne de ser un rapero de nivel, Prada y Nike se
llevan gran parte del mercado, pero por encima de todas las marcas esta Gucci,
que de acuerdo con los portavoces de relaciones de la marca, el nombre de la
marca ha aparecido en cerca de tres mil canciones de rap, ejemplo de esto, es
la reciente Gucci Gang de Lil’ Pump.
El género
atravesó su etapa de menos popularidad como por el año 2007 aproximadamente,
cuando después del gran boom que tuvo el rap en los clubes nocturnos, donde
gente como 50 Cent, Ludacris, o Nelly, se encargaron de hacer que este mercado
se hinchara de dinero. Terminada esta etapa del rap club terminó, había pocos
raperos que pusieran al género en el mapa, Eminem y Kanye West mantenían viva
la esperanza para el género.
Aproximadamente
diez años después, ahora en 2018, el rap se ha convertido quizá en el más
lucrativo y promisorio género musical en todo el mercado de Estados Unidos,
dando nuevos bríos a la combinación más poderosa que cualquier músico pueda
poseer, “Gucci & Money”. En este panorama, el hip hop está encontrando la
manera de relacionarse con las grandes marcas corporativas, las cuales acarrean
manadas completas de artistas hacia sus patrocinios, colaboraciones o cualquier
tipo de publicidad.
Es verdad que
a lo largo de la historia, las industrias de la música y del alcohol han
logrado estrechar una fructífera relación, principalmente mediante patrocinios,
un ejemplo claro de esto, es el fallecido Lemmy Kilmister, vocalista de la
banda inglesa Motörhead, quien se pasó gran parte de su vida bajo el patrocinio
de la marca de whiskey Jack Daniel’s, haciendo tan fuerte la relación que con
el fallecimiento del cantante, se lanzó una edición especial e incluso la
combinación de whiskey y Coca-Cola se conoce como “El Lemmy”. En este verano
Nielsen publicó un estudio de mercado, donde evidenciaba que el rap desplazó al
rock como el género más popular en los Estados Unidos, entonces la lógica
resulta sencilla los raperos aman el dinero, los consumidores aman el rap,
resultado, un mercado insatisfecho esperando ser capitalizado por las marcas.
Esta
situación ha llevado todo tipo de marcas busquen establecer este tipo de
relaciones laborales, e incluso las propias marcas han modificado sus mercados
objetivos para poder expandir sus mercados, como el caso de la marca Nautica
que buscaba satisfacer las necesidades de vestimenta cotidianas de cierto
sector económico relativamente más favorecido, hoy se encuentra colaborando con
el rapero Lil Yachty. Así muchas otras marcas que quizá no tienen nada que ver
con el mundo del rap, pero se han desplazado hacia ese mercado, Drake firmado
por Sprite, Khalid con Hollister, Future con Forever 21, o simplemente el ejemplo más grande y actual los Yeezy diseñados por el rapero Kanye West quien ya lleva un rato diseñando para importantes marcas, Bape, Nike, Louis Vuitton y actualmente con Adidas.
Evidentemente,
los raperos no tienen culpa alguna de esta situación, solo están aprovechando
las oportunidades que les llegan, y así lo entiende y aceptan, algunos hasta
con cierto cinismo y descaro. Y es precisamente esta forma de entender el
negocio lo que ha favorecido que el rap pueda gozar de tantos tratos
comerciales. Cuando en la cultura popular el lugar que hoy ocupan los raperos
era ocupado por las estrellas de rock, siempre existió un repudio de los escuchas
hacia los músicos que gozaran de este tipo de tratos comerciales, tachándolos
de “vendidos”, para las estrellas de rock podría ser equivalente a una
excomunión, rara vez se vio a cualquier participe de la música rock hablar de
dinero en público. El rap ha permitido a sus artistas recibir el dinero de las
marcas, sin perder el respeto de sus fans, e incluso le brinda la oportunidad
de engrandecer su nombre por tener más y más marcas respaldándolos. Uno de los
mejores ejemplos para ilustrar esta situación es, el rapero Jay-Z ha trabajado
a lo largo de su carrera con distintas marcas, Budwiser, Nokia, Reebok, Puma,
entre otras, esto puso al rapero en camino a ser el primero del género en poder
ser billonario.
A diferencia
del rock, el rap ha sabido aprovechar estas oportunidades comerciales para
hacer crecer el producto final, el rap nos ha mostrado en diversas ocasiones
que es posible tener montones de patrocinios sin que esto vaya en detrimento
del producto final. El rapero Post Malone es un ejemplo de cómo este tipo de
tratos pueden hacer despegar una carrera, en 3 años de carrera, su fama ha
crecido enormemente, y ya ha tenido tratos comerciales con marcas gigantes, sin
duda, el rápido crecimiento del músico se debe en gran parte a estos tratos,
entre los que destacan Hasbro con la línea de pistolas Nerf, Lyft, Bud Light y
Fender.
Si se pudiera
describir al rap en términos de marketing, sería el perfecto ejemplo de una
empresa startup, donde la idea es probar distintas ideas en el mercado hasta
poder encontrar el producto ideal para poder encontrar el financiamiento y
colaboradores adecuado. Y esta situación pues estar beneficiando a la industria
musical completa, pues dada la crisis de ventas a causa del nuevo modelo de música
vía streaming, los sellos musicales se encuentran ante una nueva oportunidad de
firmar ese gran talento que les brinde negocios con grandes marcas y de paso
eleve sus ventas.
Entonces ahora
tenemos lo que en economía se conoce como una burbuja financiera, evidentemente
no a la escala de la crisis dotcom o la crisis inmobiliaria de hace unos pocos
años. Los nuevos músicos se orientan hacia el hip hop, artistas redirigiendo
sus trabajos hacia este género, y muchos sellos musicales firmando cuanto
rapero se cruza por su camino, y el negocio se sigue inflando, y en muchos
casos el valor del negocio crece, sin tener un valor real que lo respalde.
¿Pero la
burbuja explotará? Claro, seguramente lo hará, pero no todavía, el rap de una
forma u otra, en algún tiempo o en otro, se ha encargado de ser el alimento de
la cultura popular, aunque para muchos sea una moda pasajera, está presenta en
el cine, en los deportes, es música que se adapta a la mayoría de los aspectos
de la vida cotidiana.
Creo que la fructífera
relación entre el rap y las grandes marcas está en sus inicios, aún quedan
muchos caminos por explorar, y este negocio apenas está tomando forma. Este negocio
es aún muy pequeño cuando se compara con lo que las marcas invierten en la
industria de los deportes (especialmente el fútbol) o la industria cinematográfica. Y también abre
una ventana de oportunidad para otros géneros musicales que al igual que el
rock, están en peligro de muerte, siguiendo el ejemplo del reggaeton que utilizó los acuerdos millonarios de exposición de marca para potenciar su crecimiento.
Solo nos
queda disfrutar del ascenso del rap, y como consumidores ejercer un consumo responsable
para en la medida de lo posible fomentar que el crecimiento del negocio sea
fundado en un valor real y no inflado artificialmente.
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